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Desde que los anticonceptivos orales -píldoras anticonceptivas- fueron aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. hace más de seis décadas, ha habido muchos mitos sobre ellos. A las mujeres les preocupa que les hagan ganar peso, que afecten a los embarazos actuales o que provoquen ciertos tipos de cáncer. Pero quizá la mayor preocupación de todas sea que el uso prolongado de “la píldora” pueda causar infertilidad en el futuro, y eso es absolutamente falso. En pocas palabras, las píldoras solo evitan el embarazo mientras las tomas o, en algunos casos, durante un breve periodo de tiempo después de dejar de tomarlas.
Si entiendes cómo funcionan las píldoras anticonceptivas, no tendrás que preocuparte por no poder tener hijos más adelante. Las píldoras están diseñadas para interrumpir -no destruir- los procesos naturales que conducen al embarazo. Lo hacen de dos maneras. Los numerosos anticonceptivos que existen actualmente en el mercado se presentan básicamente en dos variedades: Los que contienen Estrógeno y Progestina, y la píldora de solo progestina. He aquí cómo funciona cada uno:
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Estas “píldoras combinadas”, como se las suele llamar, hacen un par de cosas diferentes. En primer lugar, el estrógeno, que viene en diferentes cantidades dependiendo del medicamento específico, inhibe la ovulación suprimiendo la producción de hormonas foliculoestimulantes (FSH) producidas por la glándula pituitaria. Esto significa que, mientras tomas las píldoras, tus ovarios dejan de producir óvulos, por lo que no puedes quedarte embarazada. Esto no daña los ovarios en modo alguno, solo les envía el mensaje de que deben dejar de producir óvulos durante un tiempo.
La segunda hormona, la progestina, actúa sobre otra parte del sistema reproductor. Esencialmente, espesa el revestimiento mucoso del cuello uterino, creando un entorno inhóspito para los espermatozoides, haciendo que la pared endometrial sea demasiado gruesa para que los espermatozoides puedan penetrar. Esto no causa ningún daño ni efecto a largo plazo en ninguna parte del sistema reproductor; cuando se interrumpe la píldora y se elimina del organismo, puedes volver a quedarte embarazada.
Algunas de las píldoras combinadas más comunes son Yaz, Apri, Sprintec y Loestrin.
El segundo tipo de píldora anticonceptiva suele denominarse “mini píldora”. No contiene estrógenos, por lo que no afecta a los ovarios. En cambio, solo afecta al cuello uterino, impidiendo el paso de los espermatozoides, por lo que el método no es tan completo como el de la píldora combinada. La progestina es una forma artificial de progesterona que, al igual que el estrógeno, es una hormona reproductiva que produce el cuerpo y que también regula los ciclos menstruales. La progesterona se produce en la corteza suprarrenal y en las gónadas tanto de las mujeres como de los hombres. Irónicamente, también es la hormona que ayuda a preparar el útero para el desarrollo fetal, engrosando su revestimiento para proteger al nuevo feto.
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Las marcas más comunes de la minipíldora son Heather, Aygestin y Jolivette.
Puesto que los anticonceptivos orales solo suspenden la función reproductora, no disminuyen el potencial de embarazo una vez que se han dejado de tomar. De hecho, la mayoría de las píldoras anticonceptivas deben tomarse a diario (y algunas a la misma hora cada día) para evitar la fecundación. Si bien es cierto que los ciclos menstruales pueden retrasarse durante algún tiempo tras dejar de tomar la medicación, con el tiempo vuelven a la normalidad y el embarazo vuelve a ser posible. Lo mismo ocurre con medidas aún más enérgicas, como las inyecciones anticonceptivas -como la inyección de Depo Provera, que es válida hasta tres meses-, que acaban desapareciendo.
Si hace tiempo que dejaste de tomar píldoras anticonceptivas y sigues sin poder quedarte embarazada, no son las píldoras, porque ya están bien fuera de tu organismo. La causa pueden ser otras causas, como una escasa producción de óvulos, la obstrucción de las trompas de Falopio, infecciones de transmisión sexual (ITS) o problemas en el útero, como la endometriosis. Incluso puede tratarse de un trastorno del sistema endocrino -los órganos productores de hormonas donde realmente comienza la sexualidad humana-, como el hipotálamo o la hipófisis. Y siempre es una buena idea considerar que el problema puede residir en la pareja masculina, que puede no ser capaz de producir o liberar esperma. Así que, ¡tranquila! Tus píldoras anticonceptivas no te causarán infertilidad a largo plazo.
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Ginecología, Obstetricia y Biología de la Reproducción Humana Cirujano en la Universidad Autónoma de Guadalajara, especialista Biólogo de la Reproducción Humana por el Instituto Mexicano de la Infertilidad
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